2022 Columnas Guadalupe López García 

Herederas: las que custodiamos, las que preservamos, las que transmitimos

Por Guadalupe López García


En esta obra colectiva estamos las herederas de la palabra feminista desde el periodismo. Y ahora estamos aquí, hablando de nosotras, desde nosotras, por nosotras.


Gracias por su presencia, en este día en que se conmemora el Día de los Derechos Humanos. Y no debemos olvidar que los derechos humanos de las mujeres deben ser una prioridad para todos los gobiernos más allá de los discursos bonitos.

Este libro incluye parte de la historia del periodismo feminista, desde nuestra visión, nuestra experiencia y nuestra trayectoria. ¿¡Herederas¡? Me gustó el título, aunque aquí también está una precursora: Sara Lovera López, la que a su vez heredó de otras antecesoras, y otras sucesoras: Emma Blancas, Aura Sabina y Ana González, las que deberán dejar su legado más adelante.

En esta obra colectiva estamos las herederas de la palabra feminista desde el periodismo. Y ahora estamos aquí, hablando de nosotras, desde nosotras, por nosotras.

Nuestro referente fundamental para el ejercicio de un periodismo feminista fue la revista fem, y ahora, desde hace 16 años lo es Mujeresnet.info, una iniciativa de Elsa Lever Montoya. No fue posible dar continuidad a fem. Era imposible. Se tenía que dar paso a otra mirada feminista, con otras herramientas tecnológicas y virtuales, aunque debo admitir que extraño el olor a papel sepia.

Las que heredamos —desde una mirada feminista— somos también las que custodiamos, las que preservamos y las que transmitimos una forma de hacer periodismo. De eso habla la genealogía feminista, como la explica Marcela Lagarde, ahora denostada como blanca transfoba burguesa por aquellas y aquellos que niegan la existencia del sexo como una realidad material.

En MujeresNet no hay una voz única, uniforme. Hay matices, discordancias, desacuerdos, rupturas, estilos propios y perspectivas personalizadas, adaptadas y renovadas. Por eso, es difícil que se pueda hablar de un periodismo único. Cada una nos fuimos creando con otras y desde otras.

En MujeresNet no hay una voz única, uniforme. Hay matices, discordancias, desacuerdos, rupturas, estilos propios y perspectivas personalizadas, adaptadas y renovadas. Por eso, es difícil que se pueda hablar de un periodismo único. Cada una nos fuimos creando con otras y desde otras.

Al dar un repaso breve de lo que mis compañeras cuentan, sobre su vida personal, su carrera, su trayectoria profesional y su trabajo en MujeresNet, me hizo recordar lo que escribimos en otro libro que recupera otra parte de nuestra historia primigenia: fem: siempre entre nosotras. Veinte años de la primera revista feminista en México, coordinado por Elvira Hernández Carballido y Josefina Hernández Téllez, en 2014.

Es un libro que disfruté mucho y que me permitió conocer más sobre mis compañeras. Yo he escrito en varios lados que Fem me cambió la vida. Por Fem me hice feminista. Y cuál fue mi sorpresa que así pasó con muchas de ellas, o por lo menos, fue un referente fundamental en su trayectoria profesional.

Fem y MujeresNet nos han unido a muchas de las que escribimos para aquella y esta obra por más de 30 años. ¡30 años! Casi la mitad de mi vida. Hemos recorrido caminos desde la academia, el activismo, las organizaciones, las instituciones y los medios, pero también desde nuestra vida personal y cotidiana. Y hoy, solo por hoy, quiero referirme a esa parte.

Hemos estado presentes en diferentes sucesos. Desde las relaciones de parejas, las rupturas o nuevas uniones, la llegada de hijas e hijos, las fiestas de cumpleaños, de celebraciones, desayunos o comidas de cumpleaños. Bailamos y cantamos. Jugamos. Me gustaría que hiciéramos más eso.

Así, de cuando salimos de un espacio y entramos a otro, de las mudanzas o viajes. Conocemos nuestras casas y la familia de cada una (en mayor o menor grado), de lo que hacen y de dónde vienen. Nos hemos acompañado en pérdidas humanas o en la llegada de nuevas vidas. De la familia ampliada con las mascotas, de las carreras o trabajos de hijas e hijos, la salud, los achaques. Ahí es cuando puedo medir el paso del tiempo. No es que andemos siempre en grupo. Algunas estamos más cercanas a otras. Unas más se alejan por un tiempo y regresan. Otras nos mantenemos.

A veces no nos comunicamos, pero sabemos en qué foro participamos, en los reconocimientos que han recibido, en los nuevos proyectos, en las crisis emocionales o políticas. En algunos puntos no coincidimos; en otros, nos apasionamos al hablar y hablar. La reflexión es permanente. Esto, podría decir, que es parte de una cultura de acuerpamiento político entre mujeres, como diría Josefina Mesa, presidenta de la Red Nacional de Defensoras de la Paridad en Todo, o de sororidad, como lo plantea Marcela Lagarde.

Bueno, ahora por las redes digitales se puede contar la vida, pero esto sucede con los distintos grupos de amigas. Eso es lo que provoca el feminismo, como indica Lagarde: construir una memoria afirmativa de las mujeres. Y eso es lo que ha hecho MujeresNet, no solo transmitir información del acontecer de las mujeres, sino tener una genealogía propia; en este caso, desde el periodismo.

Y eso es lo que ha hecho MujeresNet, no solo transmitir información del acontecer de las mujeres, sino tener una genealogía propia; en este caso, desde el periodismo.

Con cada una de ellas, las que están en este libro y las que faltaron me he nutrido de sus conocimientos. He debatido ideas, como bien dicen y las que me conocen, con mi peculiar sarcasmo feminista. A veces me paso, lo reconozco. En otras, me quedo corta o rectifico, aunque esto último duele reconocerlo. No sé si a ustedes les pasa, pero a mí sí.

Me permití hablar en este tono intimista, dirían los literatos, o yoísta, de acuerdo con los que analizan la psique, porque gira en torno a la reflexión que hice para este libro, al considerar que quienes colaboramos en MujeresNet nos une un pacto político afectivo feminista, retomando a otra gran amiga y jefa de trabajo, Oliva López Sánchez, quien, con Rocío Enríquez Rosas, coordina la Red Nacional de Investigación en los Estudios Socioculturales de las Emociones (Renisce).

No se trata solo de hablar de lo que hacemos, de cómo nos formamos, de lo que pensamos, sentimos o lo que escribimos. No es solo la anécdota. Se trata de que nuestra experiencia pase por la reflexión y el análisis feminista para crear conocimiento. Esa es la herencia que debemos dejar: conocimiento.

Hay propuestas novedosas de cómo hacer periodismo desde el feminismo. Está por ejemplo La Costilla Rota, un periódico virtual. Hay otros más que permanecen, como SemMéxico, y muchos, muchos más. Son la otra parte de la historia que también tendrá que escribirse, pero con otras protagonistas, otros contextos y desde otras miradas. Por lo pronto, aquí dejamos nuestro testimonio.

No se trata solo de hablar de lo que hacemos, de cómo nos formamos, de lo que pensamos, sentimos o lo que escribimos. No es solo la anécdota. Se trata de que nuestra experiencia pase por la reflexión y el análisis feminista para crear conocimiento. Esa es la herencia que debemos dejar: conocimiento.

En este libro incluimos una de nuestras colaboraciones y fue curioso que eligiéramos las que hablamos de otras precursoras y de otras herederas. Es el reconocimiento que nos debemos todas. Yo presento una de mis últimas colaboraciones, dedicada a Marcela Guijosa, autora de la célebre y famosa en fem, “Querido Diario”, de donde retomo mucho mi estilo. Fue el texto que leí en su homenaje póstumo, el año pasado, organizado por Elvira Hernández.

Es por lo que, quienes se acerquen a leernos, conocerán diversas historias de mujeres narradas desde nuestra voz. Ahí está otra de sus riquezas.

Por último, quiero agradecer y expresar mi reconocimiento a Elvira Hernández Carballido, Sara Lovera López, María Esther Espinosa Calderón, Josefina Hernández Téllez, Lucía Rivadeneyra, Aura Sabina, Emma Blancas, Georgina Rodríguez Gallardo y Ana González Caballero por compartir su historia. También a Raquel Ramírez Salgado, Socorro Martínez Cervantes, Karina Vergara Sánchez y Layla Sánchez Kuri, quienes no pudieron colaborar en esta ocasión. Por supuesto, a la gran Elsa Lever Montoya, por este gran regalo navideño y a todas y todos ustedes por acompañarnos y leernos. ¡Muchas gracias!

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